Los gobiernos planchas
rochatotal//
Por Esteban Valenti
Los asustadizos dicen que los mejores gobiernos son los que cometen menos errores, yo creo por la experiencia, que los gobiernos que hacen la plancha son una condena, sobre todo en un mundo en cambio permanente.
Si tuviera que elegir la principal razón por la cual el Frente Amplio tuvo una importante caída de votos en octubre del 2019 y en definitiva perdió las elecciones, fue porque el tercer gobierno del FA, hizo una prolongada y terrible plancha en muchos frentes de sus responsabilidades. No figura por cierto en los balances y menos en las autocríticas del FA.
Pero comparando la plancha feroz que está haciendo este gobierno multicolor, en los últimos seis meses, la situación es mucho más grave y peligrosa, porque la inacción y la espera se refiere nada menos que a la peor crisis sanitaria de nuestra historia y a nivel mundial, con todos sus impactos sociales, económicos, productivos, emocionales y naturalmente políticos.
Hace por lo menos seis meses que el gobierno, con la clara y directa responsabilidad del Presidente de la República, espera. Pasa de un discurso anunciando algunas medidas ya tardías a otra espera para otear el horizonte de la pandemia. Y la crisis de la salud es cada día más grave, a pesar de la buena campaña de vacunación. Las cifras diarias de contagiados nos sitúan desde hace muchas semanas en el primer lugar en el mundo en proporción a nuestros habitantes y terceros por el número de muertos. Y el número de muertes importa, es lo que más importa.
La consecuencia directa e inevitable es un sistema sanitario que a pesar de aumentar las camas de CTI está saturado, con una baja en el nivel de atención de los enfermos de Covid 19 y de otras enfermedades que es una de las causas directas del aumento de la mortalidad.
Hacer la plancha tiene directa relación con el uso del tiempo. El gobierno espera, espera y corre de atrás desde hace seis meses. Las propuestas del GACH las hizo el 7 de febrero y pasó un mes y medio hasta que se aplicaran algunas de esas medidas y perdieron su valor. Las aplicaron cuando ya estábamos en caída libre y se necesitaban medidas todavía más restrictivas. Malgastar el tiempo y hacer la plancha van de la mano.
Hay que asumir que para un país despoblado, con una bajísima densidad de habitantes en el territorio, además del factor humano – el principal – porque ya todos tenemos parientes, amigos, compañeros muertos por covid, tiene un impacto muy negativo para nuestra sociedad y para nuestro país. Y se ha consolidado un nivel de muertes que supera los 60 diarios en una semana. Superamos a Brasil desde hace algunas semanas.
Y el gobierno sigue esperando. Yo no sé qué está esperando, cuando tiene tres factores clarísimos: primero, en marzo de 2020 aplicó un conjunto serio y rápido de medidas que nos dieron y le dieron al gobierno excelentes resultados (teníamos unos pocos contagios y no teníamos ninguna salida en el horizonte), ahora tenemos vacunas y en dos meses podemos seguramente beneficiarnos del impacto de las vacunas masivas. Segundo, el GACH y varios científicos lo han dicho en todos los idiomas, solo con las vacunas vamos a tener daños muy fuertes y el sistema sanitario no aguanta, y siguen esperando, o solo aumentando las camas de CTI, y en tercer lugar, todo es por un plazo limitado, sesenta días a lo sumo. Y sigue esperando.
Las consecuencias sociales y económicas son graves. Todos los analistas anuncian que sumando el 2021 y el 022 de crecimiento volveremos a los niveles del 2019. Y no se trata de estadísticas, solo en Montevideo ya hay 300 ollas populares, más que en la crisis del 2002. Y se anuncia una ayuda hasta fin de año totalmente insuficiente y una perspicaz senadora herrerista, descubrió que la izquierda tiene relación con las ollas populares. Supongo que no pensará que tiene tanta capacidad que las promueve y que el incauto MIDES se las financia. Un oficialismo que hace la plancha en muchos tremas, pero que en materia de desatar las lenguas casi no tiene límites.
Si tenemos la misma cantidad de muertos en un día que Argentina, con una población algo diferente, no hay forma ni contexto para afirmar como hizo el Presidente Lacalle que los muertos no pueden medirse. Sí, tenemos muy en cuenta y nos duele uno solo muerto, pero sesenta fallecidos nos duelen sesenta veces más. A veces el silencio es una virtud.
Y se sigue haciendo la plancha, enfrentando un alud, aumentando el número de CTI y con pequeños retoques en la ayuda a todos los que están sufriendo la pandemia, micro, pequeños y medios. ¿No quieren aumentar impuestos para cumplir una promesa electoral? Entonces, suspendan el pago de impuestos y de facturas públicas por 60 días y refináncienlos. Urge, flotar es hundirse.
En la primera medida audaz del presidente Joe Biden, propuso un impuesto global a la renta empresarial. Es que el título de “liberal”, como toda definición no es inmutable en el tiempo, cambia de acuerdo a las circunstancias. El mundo está cambiando y muchos – no todos los – que deberían, deben cambiar, moverse, arriesgarse, jugarse para que las heridas no sean cada día peores.
Todos quisiéramos felicitar al gobierno todos los días por sus éxitos contra la pandemia, serían éxitos de todos, pero en primer lugar de un gobierno activo e inteligente, con esa misma lógica, todos tenemos el derecho y la obligación de reclamarle al gobierno las medidas necesarias para el combate a la pandemia y sus nefastas consecuencias. Hacer la plancha es correr los acontecimientos de atrás y eso nos está saliendo muy caro, en vidas, en salud, en empleos, en desarrollo.
No todo es igual en el gobierno y eso hay que reconocerlo. Es notorio que los que están vinculados a la salud no tienen tiempo para hacer la plancha, ni con los CTI, ni con la vacunación.
Incluso considerando los desequilibrios, en los que hay cuatro departamentos muy por debajo de la media nacional de vacunación (Canelones, Montevideo, Salto y Paysandú) y de notorios errores en los residenciales y en hechos puntuales, es notorio que han dado una dura batalla, a veces contra la propia pasividad general del gobierno.
La pasividad en política y en todos los órdenes de la vida nunca fue un factor de impulso y crecimiento positivo, pero en una crisis como esta, con la situación que atraviesa el Uruguay y las secuelas que ya estamos padeciendo es una actitud que no debemos aceptar pasivamente.
Los que no hacen la plancha, los que se baten a brazo torcido todos los días y todas las noches son los médicos y el personal de la salud y en especial nuestros compatriotas de los CTI, esos deberían ser un ejemplo para todos, también para los muchos anormales que no siguen las exigencias básicas del uso del tapaboca, preferiblemente doble, el lavado de las manos y la distancia requerida. Nadie nos saca esa responsabilidad.
Pero nadie, absolutamente nadie le saca la PRIMERA RESPONSABILIDAD a quienes la tienen, al gobierno, al que debe actuar y no flotar para crear las mejores condiciones para enfrentar como sociedad, como país esta terrible crisis del covid 19. Que por otro lado, todos los expertos pronostican que tendrá un proceso largo para que logremos dominarla por completo.
Para un país con una población pequeña como Uruguay, una pandemia como esta puede dejar heridas muy hondas y de larga curación.
Saldremos adelante, venceremos al virus, de eso no tenemos dudas, pero mientras hace unos meses era un lejano temblor global, ahora para los uruguayos es una amenaza concreta e individual para todos. Debemos cuidarnos entre todos y las autoridades deben dejar de flotar y esperar y actuar con energía y con firmeza. Es lo mínimo que podemos reclamarle. Hacer la plancha puede confundirse con un salvavidas, pero para superar las crisis lo que hay que hacer es nadar con vigor y tener claro el puerto de destino.