ANTEL y otra joyita de la Ley de Medios
rochatotal.
Por Elena Grauert
ANTEL y una empresa extranjera, aprovechándose de las omisiones de una ley de medios nacida vetusta, están matando a pequeñas empresas del interior del país.
En el medio de la campaña una noticia pasó inadvertida pero afecta a los medios audiovisuales nacionales, sobre todo del interior. Se realizó un acuerdo entre Antel y Cablevisión Flow (empresa de TV para abonados perteneciente al grupo Clarín), que permite acceder por servicio de internet a Flow en todo el país y, además, instalan un decodificador por el cual se da acceso a las señales y otros servicios de video a demanda como Nexflix o You Tube.
Cablevisión está instalada hace muchos años en Uruguay y brinda servicios de televisión para abonados vía aérea. La autorización de ese servicio, así como en todos los demás similares, ya fuere por cable coaxil o aire, fue dada para un área determinada. Hoy la tecnología permiten un desarrollo diverso de los medios audiovisuales; internet es un competidor directo, que no tiene las cargas ni las inhibiciones de las demás empresas instaladas.
El tema es que la ley de medios no dio el mismo trato a los servicios audiovisuales, dado que gravó a los servicios de televisión para abonados y dejó liberados todos los servicios que se dieran por la red de internet, sin importar que fueran los mismos contenidos.
Hoy el servicio de “Flow” no está comprendido en la ley de medios, por lo que no les alcanza ninguna de las restricciones y obligaciones que ésta impone a las señales nacionales (leguaje inclusivo o restricciones para menores o las sanciones y pago de tributos) dado que la ley de medios excluye expresamente a internet.
Entre las prohibiciones más graves es que las empresas de cable están impedidas de dar servicio de internet o utilizar su red para ello, por un artículo que si bien fue declarado inconstitucional para algunas empresas, la inhibición no se ha subsanado.O sea, las empresas nacionales quedaron en franca desigualdad frente a esta nueva tecnología, lo cual fue advertido oportunamente, pero nada fue atendido, como ha sido norma de los parlamentarios del Frente Amplio.
Lo cierto que las empresas de cable, que son quienes han sido pioneras en el interior en generar contenidos y programas nacionales e integrar el país, sufren la competencia de la tecnología lo cual es quizás normal, pero lo peor es la desigualdad regulatoria, que es la que realmente no las permite competir. En todos los países del mundo estas empresas dan internet y su desarrollo ha sido por ese camino.
Lo más complejo es que Antel, en abuso de posición dominante y fuera de su competencia, está dando servicios de video con la fuerza que tiene el ser la empresa pública estatal que, por la vía de los hechos, ha monopolizado el servicio de trasmisión datos. Para peor, asociada a una empresa extrajera, que utiliza la red de fibra para competir con servicios audiovisuales pero fuera de la regulación promovida por el propio gobierno, generándose una situación de abuso de derechos y competencia desleal.
El accionar de Antel termina perjudicando a las empresas nacionales, que en su mayoría son pymes que deben competir en un mercado de señales y empresas de gran porte, lo cual es un muy difícil por temas de escala. Y ahora se suma una ley de medios que nació vetusta y que genera costos fiscales y parafiscales, que terminan colocándolas en una grave situación de desigualdad frente a empresas como Clarín o tantas otras con una capacidad de negociación frente a los Estados y mercado, que hacen que muy difícil que las mismas sobrevivan.
Las empresas de TV para abonados locales, durante todos estos años han desarrollado señales nacionales, generando trabajo genuino, contratando productores, periodistas y técnicos en todo el país. Esta realidad que hoy golpea al sector, pone en riesgo no solo su supervivencia, sino que conlleva a la concentración de medios, lo que termina afectando es a la libertad de expresión y un desarme de empresas que para el interior han sido importantes en la comunicación.