UN RUMBO INTERNACIONAL ADECUADO

Transcurrido más de un mes desde la asunción de un nuevo gobierno, las señales dadas por la nueva conducción de la Cancillería…

Transcurrido más de un mes desde la asunción de un nuevo gobierno, las señales dadas por la nueva conducción de la Cancillería son más que suficientes para confirmar nuestras expectativas positivas sobre la nueva orientación de nuestra política internacional.

De hecho, hemos registrado cinco señales concretas que van en la dirección adecuada.

En primer lugar, la búsqueda explícita de reconstruir una auténtica política de Estado en esta materia. El anuncio del Canciller sobre la inclusión de un ámbito de consulta multipartidario, integrado por representantes de los partidos políticos, para reflexionar sobre temas generales de la política internacional es una muy buena noticia.

Un país como Uruguay, por su escala y por su historia, necesita tener una política internacional de Estado.

Necesita volver a los tiempos de la salida de la dictadura cuando, de la mano del Cr. Enrique Iglesias, nuestro país retornó al ruedo de los países prestigiosos en el ámbito diplomático y lo hizo con el apoyo y consenso de todo el sistema político.

Así ocurrió también cuando ingresamos al MERCOSUR a comienzos de los noventa y así se mantuvo hasta fines del siglo XX en que comenzaron a producirse desencuentros ante la notoria crisis de nuestro ámbito de integración regional.

Por lo tanto, la creación de un ámbito de consulta multipartidaria para temas relevantes es una señal muy positiva.

En segundo lugar, la nueva conducción de la política internacional ha reafirmado el regreso a las más valiosas tradiciones señalando la indiscutible preeminencia de lo jurídico sobre lo politico. La firme defensa del derecho internacional ha sido patrimonio esencial de nuestra historia y la adhesión incondicional a esos principios es un componente básico de nuestra tradición, por convicción y conveniencia.

En efecto, antes que nada porque la supremacía del derecho sobre la política es parte sustancial de una concepción democrática, pero además porque para un país pequeño esta adhesión sin concesiones al derecho es la garantía indispensable para funcionar en un mundo complejo.

La tercera señal positiva es la recuperación de la profesionalización de la Cancillería. Es indudable que durante los últimos años se produjo un lamentable y grave retroceso, caracterizado por una pérdida de jerarquía del criterio profesional, sustituido por una concepción politizada e ideologizada muy preocupante y peligrosa.

La recuperación del valor del trabajo profesional, la reducción de cargos políticos y la apuesta a profundizar las exigencias de formación en la actividad diplomática son referencias ineludibles y muy positivas.

En cuarto término se anuncia una estrategia de apertura al mundo en materia comercial que es imprescindible y urgente. Una estrategia que sustituya la dinámica que ha prevalecido en los últimos años, en donde se priorizaron las coincidencias ideológicas, incluso al costo de perder oportunidades relevantes de apertura de nuevos mercados.

El encierro en un MERCOSUR inoperante ha sido un grave error que, lamentablemente, predominó sin generar posturas alternativas. La incorporación de un equipo de asesores técnicos de alto nivel en materia de comercio internacional, garantiza que la nueva gestión encara de otra manera las oportunidades de ampliación del comercio con el mundo.

Este cambio es particularmente importante en este contexto internacional que se ha vuelto adverso. Debemos compensar con urgencia las crecientes restricciones que en materia de precios y competitividad estamos sufriendo y, a ese respecto, una estrategia imprescindible consiste en una vigorosa política de apertura de nuevos mercados.

Finalmente, también se debe destacar el cambio de actitud del gobierno uruguayo con respecto a la grave situación de violación a los derechos humanos y afectación de la democracia que está ocurriendo en Venezuela. En lugar de una mirada complaciente y justificativa del comportamiento autoritario del gobierno de Maduro, se ha asumido una mirada crítica y fundada, señalando la ineludible preocupación por la situación de los derechos humanos en ese país.

El incidente producido por las declaraciones del Vicepresidente Raúl Sendic, la postura de nuestro país en la reunión de Cancilleres de UNASUR y las recientes declaraciones de Rodolfo Nin Novoa son todas evidencias de una postura de señalamiento de preocupación por la grave situación venezolana.

En síntesis, hay un auspicioso y evidente cambio en la orientación de la política internacional del país que vemos con mucho interés y que obviamente acompañamos sin dudas, en la medida que está en línea con un fortalecimiento de las posibilidades de nuestro país y de su inserción en el mundo.

 

 

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