A la caza del votante desprevenido

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La misma estrategia empleó el  Frente Amplio y el PitCnt cuando la LUC, y la peligrosa actitud de no saber enfrentar la construcción del relato propagandístico

Por César García Acosta

A nivel del diván el terapeuta reitera que los grandes conflictos personales pasan invariablemente por el vínculo íntimo que se crea entre las personas: la confianza pesa más que la belleza, el amor, la pasión o la intrascendencia. Es por eso, quizá, que los sicólogos que son expertos en las relaciones interpersonales, insistan en que “uno se encuentra con el otro por lo que es, y se separa por lo que no es”.

Y lo mismo sucede en la política.

La afinidad personal puede ser más o menos empática, pero la confianza entre el candidato y el votante, entre gobernante y gobernado, debe ser no sólo astuta sino absoluta, y como lo enseñan desde Maquiavello hasta el sentido común, al decir del filósofo griego Plutarco, con ciudadanía romana (y téngase en cuenta que Astesiano nada tuvo que ver en eso de la ciudadanía), fue quien recogió en sus «Vidas paralelas» la célebre frase pronunciada por el emperador Julio César, de que «la mujer del César no solo debe serlo, sino parecerlo».

Así que corresponde al análisis político desnudar los caminos para superar las vicisitudes del drama personal de los políticos, y abrir el paso -a lo que haya estado bien y no tanto-, desmenuzando lo que se hizo con cierto desprecio a la razón (o quizá desaprensión), y lo que surge como caído del cielo a modo de regalo del enemigo, porque en definitiva de eso se trata la vida.

Nadie como Wimpi, un periodista y escritor uruguayo al promediar los años cincuenta del siglo pasado, decía: “Antes el tipo escribía con una pluma de ganso, y era muy fácil que le saliera [La Divina Comedia]. Hoy escribe a máquina, y es muy difícil que no le salga una gansada.”

Imagine el lector cuantas más gansadas y de qué nivel se concretan en los 144 caracteres que twitter ofrece para que cualquiera levante campañas de todo tipo, tan inadmisibles para el sentido común, como el grado de la “gansada” alegada por Wimpi.

Después de las acusaciones sobre el pescado introducido al país por valija diplomática, o los chats sobre lo que quiso escribir y nunca escribió el presidente de la República, en su doble rol de jefe de estado y persona con dramas, frustraciones y alegrías como las de cualquier otro uruguayo, el presidente del Frente Amplio dijo que el Poder Ejecutivo actuó con “ingenuidad y falta de praxis política” en el caso Astesiano.

Ayer domingo de un acto en la ciudad de La Paz, en Canelones, Fernando Pereira respondió a las declaraciones del Lacalle Pou, que expresó que había “manija” de parte de la oposición, en particular en referencia al caso Astesiano. En dialogo con la prensa, Pereira dijo que “claramente el Gobierno que está se agotó en menos tiempo del que la ciudadanía esperaba. Astesiano falsificó pasaportes rusos, persiguió senadores de la República, aparentemente recibió información del exjefe  de Policía (Mario) Layera. Hubo aparentemente intervención de celulares sin intervención de la Justicia. ¿Cuál de estas cosas es manija?”, cuestionó Pereira.

El dirigente político agregó que en “todo caso la manija será de los periodistas que han publicado en todos los medios esta información, que nadie ha negado sea cierta”. Ahondando en su posición, Pereira agregó: “¿Cuál es la manija? Describir que hay un problema institucional. ¿No creen que hay un problema institucional cuando se arma una banda para delinquir en la Torre Ejecutiva? Cuando el responsable de la seguridad del presidente tenía una enorme cantidad de indagatorias vinculadas a delitos de estafa, de hurto y había estado preso en dos oportunidades. ¿Eso se le pasó por debajo del radar a Inteligencia, a quien contrata al jefe de seguridad de Presidencia? Creo que hay un Gobierno nervioso y tiene que reflexionar, no atacar a la oposición”.

“Habrá que sacar todos los chats que tengan que ver con la vida privada del presidente. Pero luego los chats de Astesiano con Lacalle pueden ser importantes. Yo no creo que el presidente esté involucrado en estos asuntos. No lo creo, sino lo diría. Pero sí creo que el Poder Ejecutivo actuó con una ingenuidad y con una falta de praxis política para llevar adelante un gobierno que es sorprendente”, finalizó Pereira según consignó Subrayado.

Quizá como observador privilegiado de esta crisis, el presidente del FA sepa de antemano muchas cosas a las que la ciudadanía aún no accedió, y sobre todo –sabe mejor que nadie- que con ingenuidad o no, con riesgo de pérdida de confianza o no, el Presidente de la República ha procedido –como debe ser- a probar que es inocente, cuando en realidad nadie probó su culpabilidad en una suma de hechos que no son más que la crónica de los whatsapp del custodio del presidente.

Como crónica lo conocido hasta ahora no son hechos, y distan mucho de ser “cosa juzgada”; más bien parecen una narrativa circunstancial o crónica roja, de corte carcelario, donde el culpable involucra a muchos en su afán por implicar a la mayor cantidad de personas posibles, con el único objetivo de dispersar su responsabilidad penal.

Fuente Opinar