Medio siglo de el Golpe a la Democracia

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Se ha cumplido medio siglo de  los hechos que marcaron  el proceso de ruptura institucional del año 1973. Para los jóvenes una historia contada a medias y rebuscada, pero como tituló Amilcar Vasconcellos en su libro “Febrero amargo” fue el inicio de una página negra de nuestra historia.

Apuntes. Memoria I

El capítulo “febrero 1973” comienza mucho antes en un proceso interno y externo,que se va generando en el país y en Latinoamérica, solo basta lo que proclamaba   Ernesto “ Che” Guevara  en el Paraninfo de la Universidad de Uruguay allá por 1961. Ya se venía de una década anterior donde EEUU y Rusia de disputaban territorios. Y aparecen los Tupamaros ,en pleno gobierno democrático ,el Gra.(R) Oscar D.Gestido había ganado las elecciones, pero al poco tiempo murió, fue cuando asumió Jorge Pacheco que la escalada de violencia aumentó.

Pacheco extremó la intervención militar a las calles, porque los Tupamaros hacían operaciones paramilitares, donde hubo secuestros y muertes de civiles en algunos casos; la suerte de la Democracia entraba en declive. Hay entonces  un hecho histórico que decretó ,sustancialmente, el cambio de actitud de las fuerzas de seguridad de la época . Es así  que hay un hecho- hasta ahora recordado por el MPP como hazaña- que marcó la escalada de operativos del movimiento  tupamaro ,fue “la toma de la ciudad de Pando”. Este fue un operativo enorme, donde se pretende dejar aislada a la ciudad de Pando”, un copamiento; el cuartelillo de Bomberos, la central telefónica, se roban dos bancos apropiándose del dinero; también se toma a la Comisaría. Allí se produce el enfrentamiento con heridos y un muerto por parte de la Policía; al final el operativo fracasa y termina con la muerte de tres guerrilleros del MLN (Movimiento de Liberación Nacional) Alfredo Cultelli, Jorge Salerno y Ricardo Zabalza (hermano de Jorge) y caen presos una treintena más; fue el gran fracaso de un operativo con guión de película. Todo esto dio pie para intensificar las acciones militares para lograr desarticular el aparato tupamaro. Y así fue.

La Armada resiste

La Armada luchaba contra la rebelión violenta y luego también hubo de oponerse al exceso de los Generales de Ejército, que derrotada ya la sedición quería imponer su presencia en el gobierno. Queda claro que los Tupamaros no lucharon contra una dictadura. Así se llega al 8 de febrero de 1973, en que los Comandantes del Ejército y la Fuerza Aérea rechazan el nombramiento del General Antonio Francese como Ministro de Defensa Nacional, acuartelan las tropas y emiten un comunicado, luego de copar el Canal Oficial.

Cuando salen tanques de la División de Ejército I a la Calle, el Vice Almirante  Juan José Zorrilla al frente de la Marina ordena bloquear la Ciudad Vieja. Se levantan barricadas con omnibuses y vehículos. La Armada se declara leal a las instituciones y le comunica al Presidente de la República que la fuerza está a su disposición, en orden de combate. Pero el Presidente Bordaberry pacta y el 11 de febrero renuncia Zorrilla. Su carta de renuncia termina diciendo: «Por lo expuesto, con el mismo valor moral con que enfrentamos esta circunstancia, y entendiendo que ello es favorable a la normalización de la situación nacional, solicito a Usted señor Presidente se sirva relevarme del cargo con que me honrara. Espero que cada uno de los actores de estos sucesos asuma su responsabilidad ante la historia».Cuando se retira de su despacho, Zorrilla le dice a sus subordinados: «Este libro me lo llevo porque para ustedes no va a ser de utilidad». Era la Constitución de la República.

Un monumento en memoria del Vice Almirante Juan José Zorrilla

La Cámara de Representantes se reunió en sesión extraordinaria, el pasado jueves 9 y luego de haber interrumpido el receso parlamentario (conforme al inciso tercero del artículo 104 de la Constitución y literal C del artículo 90 del Reglamento), trató como único punto del orden del día la disposición de la erección de un monumento en memoria del Vicealmirante Juan José Zorrilla. Expusieron sobre el asunto los diputados Conrado Rodríguez, Nicolás Viera, Daniel Martínez Escamés e Iván Posada. El proyecto de ley fue aprobado y se comunicó al Senado.

Aliados .Memoria II

El Partido Comunista y el sindicalismo de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT,luego derivaría en el PIT CNT)se ubicaron en el bloque golpista ya que los animaba la convicción de que el quiebre institucional sería un golpe de estado de orientación “peruanista”. En ese momento en América del Sur existían dos dictaduras militares de izquierda: el régimen de Velazco Alvarado en Perú, y el de Juan Torres, en Bolivia.

 El modelo del Perú, en particular, daría inspiración y nombre a ese tipo de experiencias militares apoyadas por los Partidos Comunistas locales y de orientación internacional pro-soviética, es decir, favorables a la matriz del comunismo. En el caso del Perú el modelo socio-económico implementado dentro de la dictadura fue el de “autogestión” y “cogestión”, inspirados en la hoy desaparecida Yugoslavia. Ese fue el eslabón perdido que explicaba el apoyo del Partido Comunista a este tipo de golpes de estado militares. En el caso de Uruguay, en ese momento la conducción de la izquierda,-aunque eso no significaba todos-tenía la convicción que el golpe de estado que se fraguaba en 1973 podía tener orientación “peruanista”.

La clave serían los comunicados 4 y 7, de las Fuerzas Armadas, que propugnaban en su redacción la instalación de un régimen “autogestionario” y por derivado, proclive al comunismo. El diario “El Popular, órgano oficial del Partido Comunista de Uruguay el 11 de febrero de 1973 publicó un editorial planteando que el movimiento militar que propiciaba el golpe era favorable a un proceso “donde caben indudablemente todos los militares patriotas que estén con la causa del pueblo”. Otra nota daba cuenta que para el Partido Comunista los hechos de la ruptura institucional “no invalidan en lo más mínimo la apreciación positiva de esos documentos programáticos (comunicados 4 y 7) y, más generalmente, de la postura que adoptan las Fuerzas Armadas” (Marcha, 16 de febrero de 1973).

Para darle mayor argumentación, el entonces senador comunista César Reyes Daglio reivindicó la consigna “más que nunca, obreros, estudiantes y militares”. El líder de la Democracia Cristiana, el senador Juan Pablo Terra, llegó a sostener que “los comunicados 4 y 7 han abierto una esperanza”. Queda claro de qué lado se encontraban. Por su parte, la CNT tampoco se mantuvo en silencio ante aquel hecho, ya que para el jueves 22 de febrero se convocó “a un gran mitin” bajo la consigna de “La única alternativa: oligarquía por un lado y civiles y militares por otro” (“Ahora”, 17 de febrero de 1973). Y por si faltara algo, el Partido Comunista decidió editar luego de la caída de las Cámaras, en junio, un semanario llamado “9 de febrero” en apoyo al movimiento golpista militar, bajo la dirección de Luis Michelini. Su línea editorial fue totalmente dedicada a alentar al golpe de estado de los militares. El refente para las expectativas de izquierda en favor de aquellos militares “peruanistas” fue el general Gregorio “Goyo”  Álvarez, de quién se esperaba el liderazgo. La única voz de la izquierda que alertó sobre la era militar que se avecinaba fue, solitariamente, la de Carlos Quijano en “Marcha“.

Pero el péndulo de la  historia tuvo un rumbo diferente al que esperaban esos actores de izquierda . Todos estos actores nombrados  y actos realizados, fueron archivados en la profundidades, desvaneciéndose en una historia de fantasías y dieron paso  a relatos legendarios, sin la menor autocrítica de haber participado del peor momento de la democracia de este país.

Fotos ,Fuentes: El País,Mate Amargo,La Republica,Cedema.H Labandera