Cartelería política vs contaminación visual
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La saturación de propaganda política no solo complica la visibilidad o distrae, en esquinas y cruces importantes, sino que también genera una sensación de desorden y deterioro estético. Un bombardeo constante que transforma la ciudad en un campo de batalla de colores y slogans. Aunque existe normativa que limita la instalación de propaganda en espacios públicos, su cumplimiento es débil y la remoción posterior a las elecciones, irregular, lo político corre con “determinados permisos”.
Los partidos políticos , todos, defienden esta práctica como una forma tradicional y efectiva de llegar al electorado, especialmente en zonas muy transitadas. En esta elección departamental, como en anteriores, columnas, cables (con el peligro que puede tener), muros , casas, autos, siguieron sirviendo de soporte para los mensajes partidarios. Se destacó “la guerra de las banderas”, a cual colocaba más. Deberíamos pensar si el ejercicio democrático justifica alterar el entorno urbano.
La intendencia sacó un comunicado para que no se olviden de retirar todo el material político colocado.
