El gol que Barbosa no atajó y el ayudador
Si fuera a utilizar una metáfora deportiva respecto al rol del ayudador, yo elijo la del surfista…
En cambio, habitualmente he descubierto que los ayudadores se ven a sí mismos como goleros. Quizás porque en nuestro continente el fútbol tiene tanto arraigo popular, lo cierto que la postura como golero es -a mi juicio- improductiva.
El ayudador puesto en golero está parado mentalmente en una postura en que debe atajar lo que el otro patea, sea de su equipo o no. Fallar en el intento es gravísimo y puede destruir la carrera del arquero. (Sino, recuerden a Barbosa, que no atajó el fatídico segundo gol en Maracaná en 1950, y las consecuencias que tuvo en su vida!).
Puestos en surfistas, los ayudadores gozamos más, estamos más libres a fluir y observar el mar y su oleaje, a evaluar cuál es la ola que nos dejará montarla, y también, en caso de no tomarla o fallar, sabemos que mil otras olas vendrán. El surfista se para desde un lugar de abundancia, fluyendo con “lo que hay”.
Así, el ayudador es igual. Habrán intervenciones que las vea pasar de largo, y por diferentes motivos se las perdió: no lo captó en el momento, no se animó, no estaba haciendo foco en eso, y muchas otras razones. Pero sabe en su fuero íntimo, que muchas nuevas oportunidades vendrán. Y es que cuando un cierto tema está instalado, vuelve una y otra vez, como las olas al surfista.
Ayudador: relájate y goza!
El coaching y la supervisión, son dos herramientas para pulir la acción del ayudador.
@2012 – Gustavo Nisivoccia
Sobre Barbosa…
“Alguna vez, 40 años después de los sucesos de aquel 16 de julio, Barbosa dijo que a un criminal le daban como máxima pena 30 años y a él, por un supuesto error, lo habían condenado toda su vida a la ignominia”. (en: Artículo de Fernando Araújo Vélez – www.futbolespasion.com).
