Defensa: Abreu, Gran Bretaña y Asamblea Uruguay
En la Interpelación del senador Jorge Saravia, a los ministros de Interior y Defensa Nacional …
En la Interpelación del senador Jorge Saravia, a los ministros de Interior y Defensa Nacional, Eduardo Bonomi y Eleuterio Fernández Huidobro, este último realizó una exposición de la cual extraemos los siguientes conceptos.
El Sr. senador Abreu, en su resumen histórico acerca de los intereses porteños y acerca también de los intereses imperiales del otro vecino, sistemáticamente – y no sólo ahora- siempre omite a los imperios de turno que, en su oportunidad, estaban atrás de esos intereses. No menciona a Inglaterra, como que Inglaterra no hubiera tenido nada que ver en aquellos aciagos años del siglo XIX, en la guerra de la Triple Alianza, en la derrota de Artigas, en la derrota del Partido Federal Argentino, en la Guerra Grande. Detrás de los intereses del imperio portugués – aparentemente – Inglaterra no tenía nada que ver, que era la potencia imperial casi indiscutible del siglo XIX.
Doctrina de defensa ofensiva
Ni tampoco menciona a los demás imperios, porque aquí, en estas costas, flamearon durante esa época de la tierra “purpúrea”, todas las banderas imperiales imaginables del planeta Tierra, Todas!!. Y estuvieron todas detrás de los intereses cipayos autóctonos de acá y muy destacablemente atrás de los intereses de la oligarquía porteña, vieja enemiga del general Artigas y fundadora del Partido Unitario Argentino. (Y no quiero entreverar con la realidad política uruguaya de parte del prócer, porque se podría armar mucho lío).
De modo que no hay que olvidarse – ni tampoco ahora – porque si no esto parecería una pelea entre los dos grandotes del barrio contra nosotros, o entre los dos grandotes entre sí y los intereses mundiales de los grandes imperios en pugna hoy en el planeta, no tan presentes. En la versión del senador Abreu – no muy blanca que se diga o no muy afiliada a la tradición blanca – omite la presencia de los que cortan realmente el bacalao y están proponiendo seguir cortándolo en toda esa cuestión de la política. Es un extraordinario debate que tiene que ver con políticas y doctrinas de defensa en el mundo de hoy.
También quería – simplemente – llamar la atención de que es bueno en estas reflexiones para esto traer a los grandotes del planeta y no sólo a los grandotes del vecindario, porque si no nos podemos equivocar enormemente. Como por ejemplo, se destaca que en el Libro Blanco de Brasil – y lo repite el señor senador interpelante – que Brasil incluye que va a defender los intereses del pueblo brasileño – o de los brasileños -, allí donde estén. Pero esto rige – por ejemplo – en el Libro Blanco de España, que ni siquiera es uno de los países más grandes de la Tierra. Y esta es la política de la OTAN. ¡Si, si! Pero lo triste es que no sólo lo dicen – desde hace ya unos cuantos años, eh, desde el 2000 (por lo menos) en el caso de España – que la función de sus fuerzas armadas (muy distinto de nuestra ley) es defender los intereses de cualquier español, esté en el lugar del planeta que esté. Lo más triste – digo – no es decirlo, porque alguien lo puede decir y no es nada más que una bravuconada estampada en un papel. El problema es que lo dicen y desarrollan la potencia militar, la posibilidad de lo que ellos denominan en esa jerga: “proyección de fuerza”, los vínculos plausibles para invadir, los portaaviones. Es decir, una política y una doctrina de defensa ofensiva – nada defensiva – que además la aplican. ¡Porque lo estamos viendo! Colocan bombas en el país que quieren para matar a quien quieran, trasladan y colocan fuerzas donde se les antoje, en nombre – incluso – de los Derechos Humanos, en cualquier punto del planeta. Y tienen a sus fuerzas armadas organizadas para eso y sus aparatos o plataformas navales o aéreas, etc., son funcionales a esa doctrina. O sea, ¡que no nos escandalicemos por Brasil! Que hasta ahora – que se sepa – no ha proyectado fuerzas hacia ningún lado, desde la Segunda Guerra Mundial, que proyectó fuerzas a Italia. En realidad, también en el marco de una poderosísima alianza. Y desde la Guerra Grande, que proyectó fuerzas hasta Montecaseros.
Nunca olvidemos que a nosotros nos defiende Gran Bretaña
Miremos que lo que estamos viendo hoy todos los días por la televisión es la proyección cotidiana de fuerzas – abrumadoramente imperialistas – metiéndose e ingiriéndose en cualquier asunto. Y hoy se está discutiendo en las Naciones Unidas una nueva doctrina R2P que dice que si determinado organismo políglota, tribunal políglota y burocrático extranjero define que en un país el gobierno no está protegiendo debidamente, cumpliendo con sus labores de protección – ya no de violación de los Derechos Humanos – de su ciudadanía, ese país es intervenible. ¡Y guarda si este R2P prospera! Allá hay una horda de abogados escribiendo libros sesudos justificándolo, todos muy bien financiados por distintas Ong’s. Entre ellas, la de Rockefeller y entre ellas la de Zorko – obviamente -, que tiene financiadas Ong’s acá hace tiempo – no ahora – para todo este tipo de cosas. Entonces, también tenemos que pensar en eso para elaborar una doctrina de defensa. Salir un poco del barrio y mirar el panorama un tanto más abarcativo.
Nunca nos olvidemos además – porque creo que no fue derogado – que seguimos contando con la garantía de nuestra independencia por parte de Gran Bretaña. El Tratado Preliminar de Paz nos da como garantía de nuestra independencia – nada menos que – la del imperio inglés. Yo se lo dije esto a la delegación estadounidense hace poco, diciéndoles que se acordaran de eso, ¿no? Que cualquier cosa, nosotros llamábamos a Inglaterra. Pero es la historia de nuestro país, ¿no? Y se imprimió en los billetes de 5 pesos. Así que es una historia bien conocida de nuestro país este problema.
El otro Uruguay, ¿quién lo hizo?
El país tremendamente solitario del que habló – no sé si Abreu y al que yo ya me referí -, ese otro Uruguay de tanta soledad que para mí configura una amenaza, esa soledad, esa desertificación, esa carencia de médicos, de materiales elementales, yo pregunto: ¿quién lo hizo? Porque no vale venir a decirlo con cara de “¡Yo no fui!” Me parece que este país es producto de algo concreto, ¿no? Por ejemplo: latifundio ganadero extensivo, estancia cimarrona. ¿Les suena? ¿Alguien se acuerda de eso? Azara comenzó con Artigas tratando de poblar la campaña, Artigas quiso poblarla. Vino a la historia esa soledad. ¡Esa soledad no es casual! No es un tifón como el que vino el otro día a Filipinas. No es reciente. ¡Es la historia del Uruguay que construyó un país como éste! Y nosotros no fuimos, eso se los puedo asegurar. Yo no fui. Los partidos fundacionales tienen toda la explicación del caso.
¡Y claro que hay que arreglar eso! ¡Esa es una de nuestras mayores debilidades como país! ¡Tremenda debilidad! Y no son suficientes hoy – a mi juicio – las políticas. No son suficientes porque no damos abasto para tratar de comenzar a resolver este problema.
¡Tendría que irse Asamblea Uruguay!
Estuve leyendo al respecto – hace poco – la discusión que creó al Instituto Nacional de Colonización, la formidable declaración batllista. Hoy creo que no admitirían tanto radicalismo de izquierda en el Frente Amplio. Se tendrían que ir a Asamblea Uruguay, por lo menos. Pero también la radicalidad de los dirigentes, que fue aprobada por mayoría esa ley. Pero lo más interesante son los trabajos preparatorios de esa ley, que trataban este problema del que estamos hablando hoy. Ya ven, 1947 o 1948. Con una idea que nada tiene que ver con lo que fue, ni lo que hoy es, el Instituto de Colonización. Porque se planteaba traer inmigrantes, crear colonias agrícola-militares, etc., etc. Se consideraba “en emergencia” el país por esa soledad.
Mapa del delito y la pobreza
Y lo digo porque para mí – y ahí me voy a meter en temas que no me corresponden porque pertenecen más bien al Ministerio del Interior, pero es mi opinión y no comprometo con esto la del ministerio propiamente dicho -, lo que veo en materia de delito y en materia de pobreza. Yo – en el Uruguay – vi un mapa del que nunca se habló: el mapa de los delitos – que los tiene el Ministerio del Interior – y el mapa de la pobreza – que lo tiene el MIDES -, serían cosas a las que habría que prestarles muchísima más atención. Porque tienen o contienen ribetes geopolíticos y geoestratégicos. La pobreza no sólo es mujer y niña, sino que está radicada en determinados lugares. Y es esta zona metropolitana. Y el delito, también.
El sistema actual globalizado es para una minoría del planeta y es forzosamente excluyente y marginador. Y cuando hablo de exclusión y marginación no me refiero sólo a los pobres, en solemnidad. Me refiero a todos aquellos quienes – presenciando un espectáculo nutrido audiovisual que hoy se les exhibe – quieren acceder a esas cosas que se les muestran como modelo. Y quieren acceder porque – además – los convencen de que hay que acceder. Y entonces sabe que no va a acceder trabajando. Y la piensa y “agarra la barreta”, como decía el tango. Pero no para “sacar el pan para vivir”, sino – simplemente – para ser un “winner”, como se le propone en inglés. Entonces ese país – que como lo he dicho – en Montevideo y en el Uruguay se puede viajar (sin bajarse del ómnibus) por Alemania, por Ruanda, por ver a otra Montevideo.
Lo dije en la conferencia de ministros, es percibible eso. Podemos viajar por varios países. Y dije también algo que quiero aclarar acá, respondiendo a la reiteración de que hay lugares en los que no se puede entrar. Dije que el ejército de los EE.UU. podía entrar en todos lados, había logrado entrar en todos lados, menos en el Bronx. Y esa es una frase que no es mía. Es vieja y es norteamericana. La señora embajadora actual de los EE.UU. – que es del Bronx – me vino a reprochar que dijera eso, diciéndome: “Ahora sí se puede entrar”. Es verdad. Hace un tiempo no se podía, pero ahora se puede. Es en otro barrio de los EE.UU. donde hoy no puede entrar el ejército de los EE.UU.
De modo que lo que veo en materia de pobreza y de delincuencia, tiene mapa. Pero no sólo acá. Tiene mapa en todos los países del mundo, incluso en los países del primer mundo. Y esto, para mí, llegó para quedarse. O cambia el sistema excluyente y marginador…
¡Este es el gran fracaso del capitalismo, para mí!, del cual hay que hablar con todas las letras. ¡Este es el gran fracaso del sistema capitalista! Lo único que nos puede demostrar el desastre de haber llegado – con su desarrollo tecnológico – a podernos proveer, resolver los más graves problemas de la humanidad por primera vez en la historia de la humanidad y, sin embargo, la cruda realidad de que quienes tienen hambre no tienen con qué comprarlo. ¡Ni siquiera tienen trabajo para ganar ese pan! ¡Y por millones y millones de personas! Y también eso está en nuestro país y está en todos los países, aún los más ricos. Porque hay unos que se pueden subir al festín de la vida y otros no. Y no tiene nada que ver con lo que antes pensaban viejos pensadores. Esto es nuevo de toda novedad. ¡Porque están excluidos hasta del derecho a ser explotados! Porque hoy es un privilegio tener trabajo y más de las veces hasta se podía tener un trabajo bien remunerado.
Se acabó el mundo donde había un solo mundo
Entonces, yo por eso respaldo al ministro del Interior. Fundamento mi respaldo. Creo que están haciendo – todos los que han hablado – mal el diagnóstico y entonces van a ser siempre malas las respuestas. Porque esto llegó, lamentablemente, para quedarse. Se acabó el mundo donde – se suponía – había un solo mundo. Ahora hay dos, tres o cuatro. Y conviven en el mismo mundo desde la gente que regresó al neolítico, las hordas – que las podemos observar en el Congo, perfectamente (no hay mejor modo de vida que la guerra) y bueno, y las riquezas más grandes del planeta Tierra, disfrutadas por una elite que, además, lo muestra por televisión, para que toda estas hordas, los del neolítico, los abandonados, vean qué bien se pasa en ese mundo. Que, a lo mejor, es el mundo que está atrás de esta esquina. Como dijo alguien: “A veces hay gente que no va al shopping a comprar o a comer helados, va a ver comer helados”.
Fuente:Onda Digital