¿Vale la pena la dedicación extrema, llevar adelante una actividad como servidor público con tanta pasión?

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Por Elena Grauert

Esa fue la pregunta que recorrió el fuero interno de varios servidores públicos y familiares, al enterarse del fallecimiento del Guapo.

La política es una actividad que muchas veces tiene que ver con las carreras de los honores, pero nadie ve o es demasiado consiente de los sacrificios, pasiones y locuras que se cometen en post de esa pasión, “pelear por el país, antes que nada, hay orden de no parar”.

Al hablar de pasión no me refiero a ninguna actividad irracional, o loca, simplemente cuando uno pone tan alta la vara de su responsabilidad, que comience a dejar mucha cosa de su vida por el camino por alcanzar los objetivos que tienen que ver con el interés general, el bienestar de todos o el porvenir.

Jorge Larrañaga es un ejemplo de líder, es un ejemplo de político, tuvo el merecido homenaje horizontal de todo el espectro político, lo que habla muy bien de él, dejó conmocionado hasta las lágrimas a muchos que esperaban que la noticia fuera una “fake news” como yo misma.

El Ministro de Defensa se refirió con claridad a esto cuando dice en el Partido Nacional hemos visto morir grandes hombre como “Abt, Sturla, y ahora Jorge”. Si uno toma pedazos de historia de casi todos los partidos va a encontrar esa misma historia, donde muchos políticos mueren jóvenes, cumpliendo con su pasión, sufriendo secuelas personales en sus vidas, que se manifiestan en diversas formas principalmente, familiares y enfermedades, lo peor que sus muertes no son luego fáciles de llenar o mejor dicho no se llenan solo queda el vacío.

Pero lo cierto que ante la pregunta sensata y sentida como la del Fiscal Jorge Díaz, en cuanto a si vale la pena la dedicación extrema de los servidores públicos o de quienes desarrollan cualquier actividad con pasión olvidando o sacrificando todo, la repuesta es sin duda afirmar que sí que vale la pena.

Vale la pena lo hecho por Jorge Larrañaga, valió la pena toda su vida y su historia, porque son esos ejemplos que nos regocijan de honor cuando pensamos en nuestra historia, hay muchos ejemplos de sacrificios, quizás lo más importante es que más allá de todos los partidos, de las diversas ideas, de las diferencias, en Uruguay tenemos esa matriz republicana que hace que nuestros representantes sean servidores públicos y den la vida por ello a lo largo de toda nuestra historia.

Por eso, por la propia pasión, porque la humanidad creció con personas como Jorge Larrañaga, que dieron todo en la cancha más allá de los sinsabores es, que sin duda vale la pena no parar.

Cómo no va a valer la pena, si Jorge demostró en solo un año que se podía liderar la fuerza policial, únicamente reconociéndola, defendiéndola, que se puede bajar los índices de hurtos, rapiñas etc., que los uruguayos podemos soñar y vivir sin miedo, por supuesto que vale la pena. ¡Viva Jorge Larrañaga y gracias!