El insulto como argumento, la violencia como razón
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Quien insulta pone de manifiesto que carece de argumentos”. Garcilaso de la Vega.
La Junta es un ‘petit’ parlamento (del francés parlement, vocablo que expresa la acción de (parler )hablar. Nos podríamos retrotraer a la antigua Grecia , como el origen del parlamento moderno, más atrás, tal vez ,en el origen en las asambleas medievales.
Se supone que la política es” el arte de dialogar”, en virtud de desacuerdos paradigmáticos , conceptuales, no se debe trasladar al plano de lo visceral lo que amerita racionalidad, o hacer de un debate una polémica. En estos últimos tiempos el nivel político, la retórica, el trabajo y el ambiente, van en caída libre.
Cada cual tenemos un conocimiento de nuestro entorno, y de nosotros mismos, diferente. Tenemos una apreciación personal subjetiva. También es subjetiva la apreciación y valoración del mundo y de la sociedad que nos rodea. No puede ser de otro modo. Por ello, para vivir en armonía con nuestras circunstancias, y con nosotros mismos, tendríamos que buscamos un cierto grado de objetividad.” Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” expresaba Ortega y Gasset
Debemos decir también que en este ámbito coexisten distintos temperamentos, al decir de Hipócrates, el melancólico; el sanguineo; el flemático y el colérico, a eso agréguele el grado de educación o experiencia que en este plano debería ser política.
Nunca jamás el insulto puede utilizarse como argumento. Ni con la violencia mantener la razón.
En filosofía se conoce con el nombre de ataque ad hominem al proceso de manifestar que una afirmación o proceder carecen de validez acudiendo a la desacreditación (e, incluso, maltrato) de su ejecutor. Es decir, se hace un ataque ad hominem cuando se busca invalidar un paradigma o una teoría, no atacando dicho paradigma o dicha teoría, sino yéndose en contra del sujeto mismo.
Habitualmente quienes utilizan este tipo de argumentos, que son totalmente inapropiados para invalidar algo, sea una idea , planteo, afirmaciones, son individuos que al verse incompetentes para defender sus tesis, descubiertas como inconsistentes, pero que, por encima de la verdad, piensan que tienen el poder y embisten -cual toro en el ruedo- contra aquellos que teniendo altura lingüística o lógica matemática o simplemente sentido común, terminan siendo víctimas embestidas.
No se discrepa con razonamientos o proposiciones. Se insulta. Lo vemos así en muchos ,dicho sea de paso, pobres debates que se realizan.Quien recurre al insulto, sea donde sea, se autodefine carente de razón. Se auto descalifica.
Parafraseando ,en la misma dirección que el Psicólogo Gardner, H., 1983, que expresaba que no hay un único tipo de inteligencia sino una combinación de varias, diríamos que esto hay que trabajarlo y mucho, es base para la superación personal.
Por eso, la jerarquía institucional de una sesión, en estos últimos tiempos, termina pareciéndose más a un “pulpería” de antaño. Se pasa por encima lo institucional -del segundo organismo más importante- se desconoce los reglamentos , se pisotea la ética , se menosprecia a quién piensa diferente y se destruye lo político. La pregunta cabe: ¿Qué se puede esperar de quienes están hoy- en representación del pueblo ,(aquí correspondería un llamado de atención a los sectores responsables de llenar esos cargos) para llevar adelante el contralor y fundamentalmente iniciativas- porque no solo es responsabilidad del Ejecutivo- para que el departamento logre cosas?
Esta” política de agresión” no le sirve a nadie, la razón no se consigue con violencia. Es tiempo de una reflexión, estamos todos en el mismo barco y no debería ser el Titanic.