Tanto colorido ¿por qué?

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Ha llamado la atención la colorida colocación de sombrillas en la peatonal Dagoberto  Vaz, sin lugar a dudas cumple con el fin que tiene, llamar la atención; aunque lo esencial es el motivo. Esta acción forma parte de Umbrella Project, una instalación de arte que tiene el objetivo de crear conciencia sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperaractividad (TDAH).


Solo 1 de cada 10 personas con TDAH es diagnosticada correctamente

Este tipo de condiciones afecta de manera importante la calidad de vida y sus relaciones sociales de las personas que padecen esta enfermedad. Solo una de cada 10 personas que viven con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) son diagnosticados correctamente, lo que incide en que no tengan una buena calidad de vida y estén en riesgo de morir tempranamente, reveló este martes un especialista.

“Hay un 90 % de los pacientes que no son diagnosticados correctamente”, expresa  a Efe Lino Palacios, miembro fundador de la Liga Latinoamericana para el estudio del TDAH. El especialista destacó que el TDAH afecta a aproximadamente 5% de la población de entre seis a 16 años a nivel mundial.

¿De qué hablamos cuando hablamos de TDAH?

Desde la UDELAR se concurrió hace un tiempo atrás a la  Comisión de Educación del parlamento, concurrieron por parte de la Facultad de Psicología de la Udelar las docentes doctoras Alicia Muniz y Adriana Cristóforo y magister Yliana Zeballos,  ya que ahí se estaba estudiando  un Proyecto de ley, iniciativa del diputado colorado Jorge Schusman Kraft  que proponía un relevamiento de los niños con TDAH a los que se daría «una enseñanza especial basada en métodos conductistas».

Muniz explicó que el TDAH es un concepto que se encuentra en discusión, una categoría diagnóstica del manual de psiquiatría en infancia y adolescencia que clasifica una serie de conductas que tienen que ver con la distracción, la inquietud y la desatención, en niños y adolescentes. Añadió que aunque hace más de 20 años que se habla de TDAH, en los últimos 10 años el tema ha tomado una relevancia excesiva que ha provocado que algunos manifiesten que existe «una epidemia de TDAH». La docente consideró que lo que se da en realidad es una epidemia de diagnósticos de TDAH y que más allá de que no hay evidencia científica que el trastorno tenga causas genéticas o hereditarias, el punto fundamental es ver qué significa la conducta del niño que presenta estas características.

Señaló que cuando hablamos de las conductas de los niños nos referimos a las formas que estos tienen para hablar de su sentir, manejar su propio mundo afectivo, expresar su felicidad, sus malestares, sufrimientos y temores. Explicó que los niños no tienen la capacidad de expresar con palabras lo que sienten, estas no son suficientes, o reconocen su malestar pero no su sentir acerca de él. Sostuvo que de alguna manera aquello que no está representado en la mente se manifiesta por el cuerpo en forma de actividad excesiva, inquietud, impulsividad, todo lo que conforma la llamada «hiperactividad». Esta se asocia a las dificultades en la función atencional que tienen que ver con una forma de procesamiento de las tensiones, de las ansiedades, de las angustias, ligada a las primeras experiencias, a las formas que los adultos referentes, quienes han estado presentes los primeros años, lo han conectado con el mundo exterior.

Muniz expresó: «madres ansiosas generan niños ansiosos», ya que se le transmite una forma de ser, de estar y de percibir y solucionar los problemas del mundo, de una manera que el niño internaliza, absorbe y con la que se identifica sin intermediarios. «No nos preguntemos porqué el niño está así, preguntémonos por qué los adultos estamos ansiosos, por qué corremos para todos lados», manifestó. Añadió que el problema no es tener la capacidad o no de atender, la dificultad se da cuando esta inquietud excesiva del niño e imposibilidad de focalizar en algo, afecta distintas áreas vitales, como su vida social y aprendizaje. Cuando el niño en el área social no puede terminar ningún juego o provoca discusiones con sus pares porque no puede esperar, esto le trae problemas.

Diagnosticar TDAH: un tema complejo

Zeballos señaló que cuando se habla de los diagnósticos de TDAH hay que pensar en la variabilidad de los mismos, en la singularidad de cada niño, en su contexto familiar, social, comunitario, barrial. El gran desafío a superar es que se unifiquen criterios de diagnóstico porque muchas veces los padres recorren caminos muy dolorosos, van a consultar de un lugar a otro sin entender mucho que le pasa a su hijo.

Muniz explicó que el déficit atencional se puede concebir y diagnosticar desde dos paradigmas, de acuerdo a en cuál de ellos nos posicionamos, el abordaje de la situación será diferente. Si se adopta el paradigma médico, biologicista y se considera al TDAH como un defecto de nacimiento en el lóbulo frontal del cerebro, se toma un camino, se apunta a reeducar, medicar y controlar al niño. Por el contrario, si se opta por un paradigma más complejizador que se enfoque en la comprensión de que las dificultades de atención y de hiperactividad del niño, son problemas de la subjetividad de la época, vinculados a los primeros momentos de su desarrollo emocional y a condiciones en las que vive, el abordaje será diferente.

Zeballos indicó que en la mayoría de los casos, cuando el niño ingresa a la educación inicial es cuando las familias o los maestros empiezan a observar algunas conductas que le traen dificultades. Estas tienen que ver con su integración al grupo, el relacionamiento con sus pares y con el docente y su adaptación al ritmo y la rutina escolar. Añadió que a partir de ese momento es necesario ser muy cuidadosos en la forma en que se construye la mirada sobre este niño porque la característica evolutiva por la que atraviesan a los 5 y 6 años es la inquietud, curiosidad y movimiento físico. Añadió que el diagnóstico de TDAH es complejo, para llegar a él es necesario observar, ver el proceso evolutivo de ese niño, el grupo y contexto familiar y comunitario en el que vive, el lugar que ocupa en el núcleo familiar y la percepción de los padres acerca de su propio hijo. El equipo de investigadoras de Facultad de Psicología plantea que, dada la complejidad de este trastorno, es necesario que confluyan numerosas miradas para entenderlo es fundamental que el diagnóstico sea interdisciplinario, lo que no sucede en Uruguay en la mayoría de los casos.