El triunfo de Jesucristo

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La cruz, es el símbolo más grande del amor de Cristo hacia nosotros, del cumplimiento de su voluntad, dió su sangre para darnos perdón y vida

Aunque está basada en eventos bíblicos de la vida de Cristo, la Semana Santa no es una fiesta establecida por las Escrituras para ser “conmemorada” por  cristianos. No obstante, esta celebración anual ofrece a la cristiandad una excelente oportunidad para celebrar y proclamar la” victoria de Cristo sobre el pecado, la muerte y Satanás”. Los eventos que ocurrieron durante la última semana de Cristo sobre la tierra constituyen la esencia del evangelio: Cristo murió por nuestros pecados para que podamos ser salvos.

Dentro del marco de esta semana memorable, el viernes conmemora la muerte de Jesús, fundamento de la salvación del hombre. El sábado celebra el descanso del Redentor, símbolo de la paz recibida por la muerte expiatoria de Cristo (Hebreos 4:4, 9). Y el domingo simboliza el poder del Salvador sobre la muerte, evocando un mensaje de esperanza para todos los hombres.

En la Semana Santa se celebra “La Vida Pasión y Muerte de Jesucristo” pero el problema es que la mayoría de la gente todavía piensan que Cristo está muerto.Lo cierto, es que el hecho en sí va mucho más  allá de celebraciones litúrgicas, es que Cristo venció la muerte y que la tumba está vacía,  y que lo que hoy celebramos en la Semana Santa no debe de ser la muerte en sí, sino su resurrección. Es el triunfo glorioso de Cristo en la Cruz.

1 Corintios 15:54-55

54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? (RVR1960)

Mateo 27:62-67 “Al día siguiente,  que es después de la preparación,  se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato, diciendo: Señor,  nos acordamos que aquel engañador dijo,  viviendo aún: Después de tres días resucitaré. Manda,  pues,  que se asegure el sepulcro hasta el tercer día,  no sea que vengan sus discípulos de noche,  y lo hurten,  y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Y será el postrer error peor que el primero. Y Pilato les dijo: Ahí tenéis una guardia;  id,  aseguradlo como sabéis. Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro,  sellando la piedra y poniendo la guardia.”

Como podemos ver, el mismo temor que tenían los sacerdotes de que hubiera engaño en la resurrección de Jesús los llevó a tomar medidas de seguridad para garantizarse que nadie fuera a hacer trampa. Con estas medidas el mismo Dios proveyó la garantía que la resurrección si tuvo lugar como lo narra la Biblia porque el sepulcro estaba bien vigilado y la tumba había sido sellada. Para la gloria del cristianismo nos alegramos que hayan tomado estas precauciones, pues, nadie pudo haber sacado el cuerpo de Cristo de una manera natural. Así que la resurrección de nuestro Señor Jesucristo fue un acto milagroso, un acto de Dios.

La tumba vacía

Mateo 28:6  “No está aquí,  pues ha resucitado,  como dijo. Venid,  ved el lugar donde fue puesto el Señor.”

Marcos 16:6  “Mas él les dijo: No os asustéis;  buscáis a Jesús nazareno,  el que fue crucificado;  ha resucitado,  no está aquí;  mirad el lugar en donde le pusieron.”

Lucas 24:6  “No está aquí,  sino que ha resucitado.  Acordaos de lo que os habló,  cuando aún estaba en Galilea”

Juan 20:2  “Entonces corrió,  y fue a Simón Pedro y al otro discípulo,  aquel al que amaba Jesús,  y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor,  y no sabemos dónde le han puesto”

La tumba vacía significa que Jesús venció la muerte y a Satanás, demostrándonos que Él es el Cristo, el Mesías que había de venir. Como podemos ver, los cuatro evangelios nos confirman la historia, que Jesús no estaba en la tumba, que la tumba estaba vacía.

Cristo vive.

Lucas 24:4-6  “Aconteció que estando ellas perplejas por esto,  he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor,  y bajaron el rostro a tierra,  les dijeron: ¿POR QUÉ BUSCÁIS ENTRE LOS MUERTOS AL QUE VIVE? No está aquí,  sino que ha resucitado.  Acordaos de lo que os habló,  cuando aún estaba en Galilea

El testimonio de Pedro.

Hechos 2:32, 36 “A este Jesús resucitó Dios,  de lo cual todos nosotros somos testigos. Sepa,  pues,  ciertísimamente toda la casa de Israel,  que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis,  Dios le ha hecho Señor y Cristo.”

El testimonio de Pablo.

1 Corintios 15:1-8  “Además os declaro,  hermanos,  el evangelio que os he predicado,  el cual también recibisteis,  en el cual también perseveráis; por el cual asimismo,  si retenéis la palabra que os he predicado,  sois salvos,  si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados,  conforme a las Escrituras;  y que fue sepultado,  y que resucitó al tercer día,  conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas,  y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez,  de los cuales muchos viven aún,  y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo;  después a todos los apóstoles; y al último de todos,  como a un abortivo,  me apareció a mí.”

Así que, amigos , hermanos, esto es lo que celebramos en la semana Santa. Que Cristo está vivo y te ofrece una salvación eterna, con su muerte en la cruz el vino a salvarnos de todos nuestros pecados. Como dice Pablo, que solamente en Cristo tenemos salvación y perdón de pecados. Porque sí Cristo no hubiera resucitado vana fueran nuestra esperanza.

La decisión es tuya : aceptar que Cristo murió para darte vida.