AGUAS DULCES 3
El Santa Elena
Existieron otras embarcaciones que dejaron algunas historias donde amigos castillenses estuvieron vinculados a través de diversas actividades. Por ejemplo el carguero argentino Santa Elena un 25 de enero de 1956 naufragó y quedó prácticamente sobre la costa, en las proximidades del Arinos. El mar fue socavando la arena donde estaba varada la embarcación y con el apoyo de fanfarrines dirigidos por el Capitán Castañola lograron que flotara nuevamente. En esta oportunidad estaban de visita en el barco dos vecinos del balneario de apellidos Ubal y Olivera, además estaban embarcados integrantes del Directorio del Banco de Seguros del Estado, los señores Grauert, Antonio Gabito Barrios y el Capitán Varela. Una vez rescatado el barco no les dio tiempo a desembarcar, pero sí lo hicieron en el puerto de La Paloma.
Con relación al Santa Elena, Carlos Julio Arrieche Ferrer comentó “Yo tenía un jeep con tracción en las cuatro ruedas y era el encargado de transportar la tripulación para cambiar la guardia de a bordo cuando no había costa. En una ocasión no tenía suficiente combustible pero había que llevar a los marineros, y bueno cuando llegamos al lugar del barco bajaron un bidón de queroseno, cargamos el tanque del jeep y a los tropezones regresé al balneario con la guardia que quedaba en tierra. La otra persona que transportaba la tripulación cuando había buena costa era Blanco Méndez Blanco, que tenía una cachila rodado 18”.
El Santa Elena traía un cargamento de hojas de yerba mate que fue trasladado a Aguas Dulces en un tractor zorra conducido por Juan Sáenz conocido como “Juan Grande” y depositado en las inmediaciones del Hotel Rondoni, en las proximidades de lo que es hoy el Beco de los Santos. Lo cargaron en un camión Borward de la empresa Miraglia y lo transportaron momentáneamente hasta el local que actualmente es la Escuela Técnica de Castillos. Ahí se efectuó el control aduanero a cargo del Receptor Octavio Pérez. Cumplida esta gestión primeramente se lo acarreó al puerto de Montevideo, luego se decidió llevarlo directamente a la Yerbatera y Molino Campeón.
El vapor de bandera nacional San Salvador zozobró el 11 de octubre de 1959 en las proximidades de donde estuviera el rescatado Santa Elena, en la ensenada hacia la Barra de Valizas, a este navío lo desarmaron y todo el material lo depositaron en las inmediaciones de lo que fuera el hotel Rondoni. Y de este barco Rubén Miraglia Visconti, empresario de transporte de carga, memorizó “A Paysandú llevé para el astillero el eje central que era de cromo níquel, era muy pesado y de mucho valor; este eje es el que agarra la hélice”.
EL Héroe
El acontecimiento que mayor trascendencia marcó en nuestra comunidad y fuera de nuestras fronteras, fue la tragedia del carguero de bandera argentina Francisco Rocco con un cargamento de madera y con una tripulación de 16 hombres. Aquí tuvo una notable e inolvidable intervención un agente de 2ª de 30 años de edad Don Agosto Álvarez. Era entre el 5 y 6 de octubre del año 1961 cuando la referida embarcación encalló en Aguas Dulces y el funcionario policial consciente del inminente riesgo de vida que enfrentaba la tripulación y desobedeciendo órdenes de sus superiores, se tira al mar embravecido y salva a todos luchando contra enormes olas y tablas que flotaban por doquier. Agosto Álvarez, nació y creció junto al mar y gran parte de su vida vivió de ella, por lo tanto sabía muy bien lo que era la fiereza del océano. Este acto lo convirtió en el Héroe de Aguas Dulces y reconocido internacionalmente por esta heroicidad recibió numerosas condecoraciones por su valentía y humanidad.
El ordenamiento territorial
Vecinos de Castillos y autoridades departamentales comprendieron la necesidad de efectuar un ordenamiento territorial del balneario Aguas Dulces, evitando que el núcleo poblado fuera creciendo desordenadamente, buscando además un marco legal a los bienes allí existentes. Ante ello, en diciembre de 1967 la Presidencia de la República resolvió que el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca suscribiera con la Intendencia Municipal de Rocha un convenio para la regularización del balneario, con el fin de impedir la construcción de nuevas viviendas en predios fiscales, gestión impulsada por el Diputado Dr. Jesús Laborda Güimaraes en aquel período legislativo.
En el año 1972 se integra la Comisión Administradora de Aguas Dulces durante el gobierno departamental del Intendente Don Mario Amaral y han transcurrido a la fecha treinta años de trabajos por el balneario, desde aquella ocasión aún continúan formando parte de ella el Escribano Israel Uriarte y el Ingeniero Agrimensor César Quintana junto a vecinos que fueron sustituyendo a otros; esta Comisión trabajó en la redacción de la Ordenanza del Balneario Aguas Dulces con el fin de poner punto final a la anarquía edilicia.
En el año 1975 durante el gobierno cívico militar, la Junta de Vecinos de Rocha presidida por el castillense Hugo Lujambio aprueban la Ordenanza de urbanización de Aguas Dulces. El argumento fue que el núcleo poblado se estaba formando desordenadamente y sin sometimiento a ninguna limitante, agravado por la inexistencia de servicios esenciales como el agua potable, luz eléctrica y saneamiento, ésta última situación aún no se ha regularizado. La Ordenanza no descuidó la visión del crecimiento edilicio y el interés turístico, fomentó el desarrollo del lugar con fuentes de trabajo en la construcción y actividades anexas.
La prensa
El lunes 10 de abril de 1989 el diario El País en la página de información nacional tituló “PIDEN CONFISCAR Y DEMOLER 4 BALNEARIOS” y como subtítulo “ranchos ilegales en Aguas Dulces, Punta del Diablo, Polonio y Valizas”. Sintetizando lo más destacado de las expresiones del extenso artículo periodístico, señala que es “necesario diferenciar por lo menos cuatro zonas territoriales, donde se asientan los principales núcleos de viviendas, cada una de ellas con características propias y por consiguiente merecedora de un tratamiento diferencial. La nota común en todos estos nucleamientos es que los particulares han efectuado una ocupación indebida, construyendo viviendas sobre la costa y la zona de playas……..”
El 2 de febrero de 1988 se integró un grupo de trabajo en el Ministerio de Turismo para evaluar la situación de deterioro de los balnearios del departamento de Rocha, entre ellos Aguas Dulces y tal como lo indicaba el diario El País el 10 de abril de 1989, se diferenció cuatro zonas territoriales con características propias. Este grupo de trabajo llegó a la conclusión de que el asentamiento Aguas Dulces es competencia de la Intendencia Municipal de Rocha en un sector mientras que en otro lo era el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. Además planteó que era necesario la intervención judicial imponiendo el cese de las ocupaciones indebidas mediante la promoción de desalojos, desocupación y demolición de las viviendas en el dominio fiscal.
La urbanización
Punto Azul entrevistó al respecto al integrante de la Comisión Administradora de Aguas Dulces Escribano Israel Uriarte quien expresó “La anarquía de las construcciones del balneario se debía a la superposición de competencias, durante mucho tiempo no se supo quien mandaba. Por un lado existía un expediente que el gobierno reconocía a la familia Olivera como propietarios de esos terrenos, luego se demostró que no era así, la Prefectura Naval tiene competencia sobre toda la costa y el Ministerio de Ganadería y Agricultura y Pesca era propietario de algunos padrones”.
Uriarte recordó: “cada vez que se pretendía ordenar se chocaba contra dos anarquías, la física, es decir que las construcciones se hacían por cualquier lugar a vista y paciencia de todos y la anarquía jurídica por la superposición de competencias. Felizmente se aclaró en virtud de una paciente investigación del Dr. Amadeo Molina Faget quien comprobó que los bienes en cuestión nunca salieron del dominio fiscal. Convencido el Estado de ser el único propietario transfiere a la Intendencia Municipal de Rocha los padrones 1616, 1617 y 1645 donde se encuentran los núcleos poblados de Aguas Dulces y Barra de Valizas, con la facultad que otorga la Ley 16335 del 5 de diciembre de 1992.”
Transcurrieron cincuenta años, desde 1942 a 1992, para regularizar la situación jurídica de estos terrenos, hoy el balneario en gran parte se encuentra urbanizado y en la misma medida al amparo legal.
Uriarte destacó la labor del Ingeniero Agrimensor César Quintana cuando comenzó las tareas de urbanización y al respecto memorizó “se encontró que no le dieron un terreno limpio donde pudiera depositar toda su fantasía, con un desorden de construcciones y sobre eso tuvo que hacer los fraccionamientos tratando de respetar lo que estaba hecho. En vez del damero español, las manzanas cuadradas, se adaptó a una realidad y evitó al máximo las demoliciones que atentaban el derecho de propiedad legítimo porque lo que construyeron no fue violentando ninguna ley. Fue tan trabajoso y esmerado el trabajo que hizo Quintana que sólo se demolieron cuatro viviendas y a una de ellas por sus condiciones humildes el Gobierno Departamental les dio el terreno y les construyó el mismo ranchito”.
El nomenclator
En la edición de enero de 1998 el periódico castillense El Palmareño impulsa la idea de confeccionar un nomenclátor para Aguas Dulces, al respecto se conformó un grupo de trabajo y se decidió que en la elección de nombres para las calles y espacios públicos tuvieran parte activa los aguadulceños a través de una votación, expresando sugerencias para las denominaciones en treinta urnas distribuidas en locales públicos de Aguas Dulces y Castillos, donde participaron más de 575 personas.
De esta manera hemos llegado al Aguas Dulces actual y damos punto final a esta propuesta de investigación periodística, valorando que la riqueza histórica de nuestro balneario es más amplia, pero por razones obvias no podemos extendernos más. Los dejamos con la promesa de que las otras historias la difundiremos más adelante.
Trabajo realizado en el marco de Investigaciones llevadas a cabo por Casa Ambiental.
NÉSTOR ROCHA – CASA AMBIENTAL
huama@adinet.com.uy
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