“Rocha FC: La fatalidad de una gloria alquilada”
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“Crónica de una( muerte) derrota anunciada”
En el fútbol, como en la vida, los destinos se sellan mucho antes de que se hagan realidad. Y la crónica de la desplome del Rocha FC, ese equipo que alguna vez brilló con luz propia,que supo sorprender al Uruguay y fuera noticia en el mundo, se podía leer, desde lejos, como una muerte anunciada. ¿Qué mejor comparación que la tragedia de Nasar, ese joven condenado sin remisión, sin siquiera comprender la magnitud de su fatal desenlace? Así fue el derrotero de Rocha FC en esta última versión, alimentado por la ilusión , el peso de una historia, para muchos aún no asimilada y la búsqueda de la supervivencia.
Como en la novela de Gabriel García Márquez, en las entrañas de la premonición se esconde la fatalidad. Y es que, a pesar de las advertencias, los ojos se negaron a ver. El club, conocido por su exitoso pasado, no estaba representado por el Rocha FC de antaño. El alma del equipo, con base local, había sido alquilada: su nombre, su camiseta, su gloria pasada de 2005, todo se entregó , se “arrendó”, a cambio de un negocio de fantasía. En su lugar, un grupo de jóvenes colombianos, una mezcla de inexperiencia, juventud y esperanzas, llegaron buscando “su futuro”, no el del Club.

Los jugadores colombianos, se encontraron atrapados entre la historia que los precedía y la cruda incertidumbre de un fútbol uruguayo que no les perdonó sus errores de juventud. Un equipo sin veteranía, sin el instinto de guerra de los que “sintieron la camiseta”, se vieron inmersos en un campeonato que requería más que solo ganas y algo de buen toque; se requería experiencia, un plantel compacto, homogéneo, partidos con rivales de la categoría, para conocer lo que los rivales les iban a proponer: sacrificio, dureza, jugadores fogueados, preparación, etc
Pero no. Ni la camiseta, ni el nombre prestado, ni la ilusión de algunos pocos, pudieron evitar lo que se sabía de antemano: el destino de un equipo condenado por la inexperiencia. Y como Nasar, los colombianos no vieron la tragedia llegar, y el hincha , con dolor,(el que realmente siente la celeste)entendió que su historia, tan gloriosa como fugaz, ya estaba escrita. Además, el factor psicológico jugó un papel crucial. Los jugadores colombianos llegaban a cada partido como si estuvieran jugando con el peso de una historia que no era la suya.
El “alquiler” de la ilusión
El fenómeno de “alquilar” el equipo ,por parte de la SAD, de por sí cayó pesado. Como si “arrendaramos” nuestra historia y la gloria de un pasado para vivir del reflejo, cuando lo que realmente importa es el presente. No basta con tener el nombre de un club que hizo historia si no hay un proyecto real, sólido, detrás de él. Rocha FC se prestó al lujo de creer que con el simple hecho de poner sobre el césped el nombre y la camiseta de 2005, (ya muy venido a menos, desdibujado, por muchos factores locales) saldría bien. Pero como el mismísimo destino de Nasar, el resultado era inminente, inevitable.

El análisis de la derrota
Pero ¿qué fue lo que realmente falló en Rocha FC? Los factores fueron muchos, podremos sintetizar: sin amistosos exigentes, aclimatación, estar en la ciudad en comunión con el hincha, tal es así que no hubo conexión con los propios socios, la prensa, y como ya apuntamos la inexperiencia de los jugadores y la falta de adaptación a un entorno duro como el fútbol uruguayo fueron determinantes. En Uruguay, el fútbol no se juega solo con el pie, se juega con la cabeza, con el corazón, con el alma. Falló, entonces, esa conexión con el público, no había referentes locales que apuntalaran eso que siente el jugador de Rocha y que contagia.
Las deficiencias tácticas y la falta de cohesión entre jugadores y cuerpo técnico fueron también claves. A pesar de que los futbolistas colombianos ,algunos, tenían calidad individual, no lograron entender el concepto de juego colectivo necesario para sobresalir en este corto certamen. El técnico, colombiano también(que afortunadamente logró pasar un difícil momento de salud lo cual también sumó a la situación) no logró encontrar el equilibrio necesario en su última línea que fue el gran déficit. Esto se vio desde el primer partido. Fue un equipo desarticulado, que no pudo soportar la presión de un torneo, que más allá de ser la “C”, se ha transformado en muy competitivo.
“La camiseta no juega”
El desenlace de Rocha FC no fue una sorpresa. En la novela de García Márquez, la fatalidad está en el aire, palpable, ineludible. En este caso, la fatalidad era esa: un equipo de jóvenes inexpertos tratando de vestirse con una historia ajena. Pero la camiseta no juega, ni el nombre tampoco.
El fútbol es cruel en su justicia. No perdona los errores, no deja espacio para las promesas vacías ni para los contratos ilusorios. El destino de Rocha FC estaba escrito, como la muerte de Nasar, solo que en lugar de puñales, los golpes llegaron a través de goles. Y no hubo manera de evitarlo.