Revista internacional destaca a Cabo Polonio

rochatotal.

La  revista neoyorkina de viajes, Condé Nast Traveler ,describe a Cabo Polonio como “un rincón de Uruguay que no necesita adjetivos. Siendo sinceros, se trata de un sitio en el que no hay gran cosa; pero es justo ahí donde reside toda su magia.”

Y es que Cabo Polonio es una aldea con unas pequeñas casas de colores, infinidad de kilómetros de costa, dunas, mar y un faro. Ya está. Por no haber, no hay ni electricidad, ni agua corriente, ni calles. Ni hacen falta. Entonces, ¿dónde reside su atractivo? En andar y andar por sus playas. En recuperar la tranquilidad. En la obligación de cambiar el ritmo de vida. En definitiva, que el tiempo simplemente transcurra.

Vale. Cuando decía que no había nada mentía. Además de las playas inmensas y de la tranquilidad que las abraza, hay una reserva de lobos marinos. Resulta espectacular ver cómo estos animales de hasta 140 kilos se mueven, nadan, se retozan al sol o pelean por un pequeño espacio de roca. Suelen estar muy a la vista; cerca del faro o nadando en la costa. Otros amigos de los que poder disfrutar en el Cabo son las toninas. Ellas, en cambio, están jugando todo el rato con las olas.

UNA SALIDA Y PUESTA DE SOL DIFÍCIL DE ENCONTRAR EN NUESTRO PLANETA

Pero sin duda, el momento en el que más luce la belleza de este lugar, es durante su puesta y salida del sol. Al ser un lugar con modestas casas de un máximo de dos alturas, nada puede interrumpir las vistas. Quizá el mar, el viento o el ritmo de algunas guitarras y tambores que saludan o despiden al astro.

Además, un punto muy interesante de este lugar es que, al ser la zona más oriental del Uruguay, tiene una cualidad oculta algo difícil de encontrar en nuestro planeta: estando en un mismo lugar se puede contemplar tanto la salida como la puesta del sol. Algo que imprime al Pero también, en las noches de Luna llena, desde ese lugar elevado de la colina que divide el cabo en playa norte y playa sur, se ve simultáneamente cómo el mar se traga al sol por el oeste y cómo ese mismo mar hace surgir la luna llena por el este. Decir adiós al sol y recibir a la luna desde un espacio así te reconforta con la naturaleza. Silencio, paz. No se puede apuntar más.

En Base OGD y Condé Nast Traveler .Fotos: turismorocha

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