Cuando el político piensa en su rédito y no en la sociedad

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Cuando un político se enfoca en su propio beneficio en lugar del bienestar de la sociedad, se dice que actúa con una mentalidad egoísta. Esta conducta es desafortunadamente bastante común en la política y puede tener graves consecuencias para la sociedad. Exploraremos los motivos detrás de este comportamiento y las posibles consecuencias negativas que pueden surgir.

En muchos casos, los políticos se sienten tentados a priorizar su propio interés porque enfrentan incentivos o presiones de cúpulas que los empujan en esa dirección. Por ejemplo, pueden ser motivados por el deseo de obtener un sitial de privilegio ,o poder político,(hasta pensando en llegar más alto en el estatus social, posicionamiento, sin dejar de nombrar ganancias económicas ). Además, también pueden enfrentar la presión de grupos de interés, como empresas, sindicatos o grupos de ciudadanos, que buscan influir en las decisiones políticas en su beneficio.

Cuando un político se enfoca exclusivamente en su propio interés, puede haber consecuencias negativas significativas para la sociedad. Por ejemplo, puede haber una falta de atención a las necesidades y preocupaciones de los ciudadanos comunes, y se pueden tomar decisiones que benefician solo a un grupo selecto de personas, como compañeros, amigos  o decididamente seguir el mandato de la cúpula de su partido o sector. Esto puede resultar en una distribución desigual de los beneficios y recursos, lo que a su vez puede exacerbar las desigualdades existentes y fomentar la exclusión social.

Otra consecuencia de la mentalidad egoísta en la política es limitar la capacidad del gobierno para brindar servicios y beneficios a la población, con tecnicismos y argumentaciones confusas.

Además, la falta de confianza en los políticos y en las instituciones públicas puede erosionar la estabilidad social y política. Cuando la población percibe que los políticos están trabajando solo para sus propios intereses, se siente alienada y desencantada con el sistema político. Esto lleva a la apatía política, la abstención de votar y la disminución de la participación ciudadana en general.

No votar por proyectos presentados por adversarios políticos puede ser una decisión racional o puede reflejar los intereses del político, dependiendo de las circunstancias y el contexto en el que se toma esa decisión.

Por un lado, es posible que un político tenga una buena razón para no apoyar un proyecto presentado por un adversario político. Por ejemplo, el político puede tener serias preocupaciones sobre el impacto del proyecto en su comunidad, o puede tener diferencias fundamentales con el enfoque político del otro partido. En este caso, la decisión de no votar por el proyecto podría ser una decisión racional .

Por otro lado, también es posible que un político se niegue a apoyar proyectos de sus adversarios políticos simplemente porque les beneficia políticamente. En este caso, la decisión podría ser egoísta y estar motivada por el deseo de evitar que el partido rival obtenga algún tipo de victoria política o beneficio en términos de popularidad o imagen pública.

En resumen, cuando los políticos se enfocan en su propio interés en lugar del bienestar de la sociedad, pueden surgir muchas consecuencias negativas. Es importante que los políticos actúen de manera ética y responsable, priorizando el interés público y trabajando para el bienestar de toda la sociedad.

Los ciudadanos también tienen un papel importante en este proceso,  deben estar atentos a las acciones de los líderes políticos, aunque entre el fanatismos, personalismos, baja calidad política  e intereses políticos confusos, sumados a una creciente  apatía ,todo queda en claro-oscuro.  Difícil panorama para el desarrollo social que los ciudadanos merecerían.