Porqué mi apoyo al PI

Conrado Ramos Larraburu

 

En primer lugar lo considero una reafirmación de mis convicciones de izquierda democrática.

Creo en un proyecto político de orientación socialdemócrata y desarrollista, formulado a partir de nuestras posibilidades como economía periférica que debe procurar mejorar su inserción en las cadenas globales de valor.

Uso el término socialdemócrata porque caracteriza a aquellos países donde el Estado juega un rol clave en la integración social y política de sus ciudadanos a través de fuertes programas de bienestar social, que se diseñan articuladamente con los programas públicos que apoyan el desarrollo empresarial y moderno de cadenas productivas generadoras de valor agregado. Sistemas tributarios progresivos y modernos acuerdos neocorporativos entre capital y trabajo son claves en esto.

 

El FA como fuerza de gobierno ha mostrado hasta ahora importantes avances en este recorrido. Ha logrado redensificar la matriz de protección social, especialmente en aquellos grupos más vulnerables y que estaban muy débilmente amparados por la estructura institucional de nuestro Estado de Bienestar  (niños, madres solteras) y ha creado programas e instituciones que apoyan el desarrollo de las principales cadenas productivas. También ha modernizado el sistema tributario y ha reinstitucionalizado la práctica de las negociaciones  neocorporativos.

Más allá de que las fuertes discusiones internas de esta fuerza de gobierno abren un signo de interrogación acerca de si se seguirá en esta línea o si prevalecerá un visión más estatalista y corporativa del desarrollo (al estilo de otras experiencias populistas en la región), el no abordaje de históricos problemas de gestión pública y la captura corporativa de ciertas áreas de política pública esenciales  (educación, salud), plantean la necesidad de generar ámbitos alternativos de política que desafíen una visión conformista de la situación política del país.

Mi apoyo público al Partido Independiente es entonces en el entendido de que es un lugar desde donde poder aportar y trabajar en áreas donde me he especializado, y donde creo que es necesario avanzar con urgencia, tales como los referidos a las políticas públicas y profesionalización y modernización de la gestión pública.

Lo considero un aporte político, ya que la gestión, al igual que las políticas públicas, está al servicio de valores políticos y administrativos no neutros. Profesionalizar y despolitizar la gestión es una reforma política, que requiere de un pacto político amplio, donde se establezcan garantías de que los jerarcas de gobierno respetarán la autonomía profesional de la administración, a cambio de que la burocracia profesional sirva con lealtad e integridad al gobierno de turno sin importar el color político. Es también desarrollar un sistema de remuneraciones públicas que realmente reflejen el valor público de las ocupaciones y no las pujas corporativas. Profesionalizar la gestión es también limitar el uso político clientelar de los programas de asistencia social o de los subsidios rentísticos de actividades productivas que no serán competitivas en un mediano plazo (a diferencia de los subsidios temporales que protegen actividades con potencial competitivo). Avanzar hacia una gestión moderna y de izquierda es también cultivar con responsabilidad verdaderas prácticas de gobierno abierto (desde el acceso a la información pública) y potenciar la incorporación de elementos de democracia participativa, donde los mecanismos de consulta y audiencias públicas estén garantizados en la Ley y no sean sólo otorgados por la gracia de un gobierno. Implica también seguir avanzando en una agenda de protección a los Derechos Humanos y de valores y clivajes postmaterialistas (género, minorías, diversidad sexual, medio ambiente). Por último la profesionalización de la gestión debe llegar de una buena vez a los Gobiernos Departamentales y Municipios, lo que significa rediscutir las actuales formas de descentralización política y administrativa de nuestro país, y encontrar soluciones al círculo vicioso de una creciente centralización financiera por temor a las enormes debilidades institucionales de estos segundos y terceros niveles de gobierno.  

Por lo tanto, para profesionalizar la gestión es necesario trabajar fuertemente en la generación de consensos políticos en el sistema de partidos y en la sociedad civil. Creo que el Partido Independiente, en su calidad de partido de izquierda liberal, fuertemente programático y sin ataduras clientelares, puede llegar a ser una pieza clave en la generación de estos consensos.

 

                                                                                                                               

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