Alberto Fernández y su guerra contra la inflación

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Por Kevin Dirienso Poter. Director General Revista Flow

Esa mala costumbre Argentina: “echar culpas, desligar responsabilidades”. Mientras los precios siguen subiendo, Alberto Fernández, insiste con su modelo económico y confía en que la “guerra contra la inflación” terminara pronto y con grandes resultados.

A poco de asumir, allá por el 2019, Alberto Fernández sabía bien que la mejor manera de llevar adelante una buena gestión era sobreponerse a las adversidades y enderezar el rumbo de un barco que navegaba a la deriva presentando la inflación más alta de toda su historia heredada del gobierno de Mauricio Macri. Dos años y medio han pasado desde su asunción, pandemia de por medio, y el cúmulo de malas decisiones, resoluciones precoces e ineficaces hacen que, Argentina camine lentamente hacia un récord inflacionario.

Sin casi asumir responsabilidades, ni hacerse eco de los problemas diarios de la población, Alberto se dirigió al Poder Ejecutivo alegando una “inflación autoconstruida” por los propios empresarios y comerciantes, que desde su visión, especulan con el contexto político del país y con el rumbo económico que toma el país. Las góndolas están calientes y los bolsillos se vacían cada vez más rápido. La poca o nula respuesta del gobierno ensancha la grieta que, económicamente hablando, ya se deglutió a la clase media trabajadora. Según el Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos) una familia tipo necesitó $76.146 para no ser pobre durante el mes de enero y aún se prevé un notorio aumento del más del 3 % para los cálculos de febrero/marzo.

Ante este panorama, el máximo mandatario intenta por estas horas apaciguar las aguas caldeadas. El acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) resquebrajó aún más una relación desgastada, dividiendo el Frente de Todos, lo que genera un gran problema de cara a las elecciones del año próximo. En un contexto político difícil, con su partido completamente dividido y sin el apoyo total de La Campora (frente que responde a Cristina Fernández de Kirchner), Alberto lucha por mantener el control de un país que no da respuestas concretas a los cambios.


Se vienen horas turbulentas de este lado del charco. El presidente no pelea solamente contra la inflación, sino que lo hace contra sus propios adeptos (ya no lo son tanto) y contra su propia incapacidad para controlar la ola de aumentos que sacuden a la Argentina casi a diario. Mientras los argentinos luchan por llegar a fin de mes, el gobierno intenta mantener el timón firme. A poco más de un año de las elecciones presidenciales del 2023, el contexto político, al igual que el económico no deja de ser una gran incógnita.