POLÍTICA
El Frente Amplio en su laberinto
Empiezan a escucharse voces desde el oficialismo y la oposición y hasta de voceros de los militares que dicen que el tema de fondo no está resuelto y que deben buscarse nuevos caminos…
Juan José Pereyra
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A las 5 y 35 del viernes 20 concluyó en la Cámara de Diputados una etapa que durante meses ha tenido al país en vilo. Ese día fracasó el intento de dejar sin efecto la ley de Caducidad. Terminó una etapa pero no un tema. Más allá de los gravísimos errores del gobierno y del Frente Amplio, más allá de todas las posiciones e interpretaciones políticas y jurídicas, de razones y sinrazones, la Marcha del Silencio realizada doce horas después dejó en claro que el tema de la justicia, (más bien de su falta), sigue plenamente vigente en el país. Es una herida abierta que cien mil personas recordaron de manera contundente a la clase política en general, al partido de gobierno en particular y a la ciudadanía toda.
Empiezan a escucharse voces desde el oficialismo y la oposición y hasta de voceros de los militares que dicen que el tema de fondo no está resuelto y que deben buscarse nuevos caminos.
La Mesa Política del Frente Amplio va a comenzará a analizar la posibilidad de derogar la ley de caducidad y alguna otra opción.
El presidente Mujica dijo el mismo viernes, día que festejó su cumpleaños número 76 en la Estancia de Anchorena, que lo fundamental es dar respuesta a los familiares para que puedan “reunirse con los huesos” de sus seres queridos y que buscará vías para lograrlo. En el mismo sentido de razonamiento el presidente del Centro Militar dijo que debe crearse “la figura del colaborador” para que los militares implicados en violaciones de derechos humanos puedan aportar datos sin ser penalmente exigidos por ninguna instancia judicial. El senador Pedro Bordaberry se manifestó partidario de retomar el sendero de la Comisión de la Paz. El senador Francisco Gallinal expresó que es partidario de seguir analizando el tema desde alguna otra perspectiva.
EL FUTURO DEL FRENTE AMPLIO.
La intención de esta nota no es analizar lo que se ha afirmado durante todos estos meses respecto a si lo que se pretendió votar era inconstitucional o no. Pretende ser un análisis de en qué situación queda hoy el Frente Amplio luego de lo que desde todos los sectores, incluso el oficialismo, se ha considerado que tuvo un accionar político contradictorio, zigzagueante y desprolijo.
Ese accionar deja hoy a la fuerza política y al gobierno con un presidente debilitado, con su imagen en caída libre. Un presidente que llegó a insultar a su propia Bancada de Diputados. Deja también un Frente Amplio derrotado políticamente, al borde de una muy seria fractura política, con recelos, con dos legisladores prácticamente perdidos y con la casi imposibilidad de mantener la mayoría parlamentaria.
El país ha visto a un presidente que afirma que “nadie le preguntó” su opinión respecto a la ley interpretativa, que su Canciller se le “escapó” y llevó el tema al Parlamento, que ninguna de las fuerzas o partidos o dirigentes oficialistas lo consultó. Un presidente que luego que el proyecto provocara una crisis muy grave cuando se trató en el Senado en que los legisladores debieron ser obligados por el Plenario Nacional para votar la ley, (que costó la renuncia de uno de los principales dirigentes del propio sector del presidente y el desacato de otro), nada dijo. Y cuando el tema pasó a la Cámara Baja se presentó ante su bancada para objetivamente presionar para que no se votara el proyecto cuando los legisladores estaban mandatados por el Plenario…
Recién ahí el presidente Mujica pareció advertir los “peligros que la aprobación de la ley significaría para el Frente Amplio y su permanencia en el gobierno”.
Desde la oposición se le marcó con dureza que el cuestionamiento presidencial no fue hecho considerando que no podían desconocerse dos pronunciamientos populares y que la ley violara la constitución sino que lo redujo a conveniencias o inconveniencias políticas y electorales. También quienes reclamaban la aprobación de la ley, remarcaron que con esa actitud estaba supeditando un tema fundamental como es la justicia a cálculos electorales. Como el planteo ante sus diputados trascendió de inmediato a la prensa, el presidente dijo de su bancada: “Salieron como cotorras a vomitar afuera”. “No puede ser esa la forma de expresarse de un presidente y habrá que zurcir mucho para que ese agravio pueda dejarse en el olvido” expresó en reserva un legislador oficialista. El Plenario se reunió nuevamente pocas horas antes de la crucial sesión parlamentaria. El MPP, el sector del presidente, Asamblea Uruguay, el del vice Danilo Astori y las bases de Colonia presentaron una moción reclamando el estudio de un proyecto alternativo. Sólo tuvo ocho votos.
Todos los demás sectores decidieron mantener el mandato de aprobar el proyecto y así quedó resuelto. El Plenario le dio la espalda al presidente.
Entonces, con “los dados echados” como había dicho el propio Mujica, apareció-como llegaba la caballería en los westerns ya cuando todo parecía estar perdido-el diputado Víctor Semproni diciendo que él no votaría contra la opinión de su presidente, su vice y su ex presidente.
Es necesario recordar que cuando compareció ante la bancada de Diputados, el presidente estaba acompañado por el vicepresidente Astori quien levantó su mano y votó la ley cuando la trató el Senado. Ambos plantearon a los diputados que no votaran la ley y para dar más fuerza a la demanda llevaron la posición coincidente del ex presidente Vázquez, en ese momento de viaje por Europa.
El ex presidente Vázquez en marzo pasado en su primera aparición política en un Comité de Base dijo esa frase tan comentada y criticada: “Las mayorías no siempre tienen razón” y al mismo tiempo llamó públicamente a los diputados del Frente Amplio a votar la ley interpretativa para “anular la impunidad”.
Toda esta serie de idas y venidas, desencuentros, presiones, enfrentamientos, tuvo como telón de fondo claras e inaceptables presiones militares, el misterioso video que sólo el presidente habría visto y que ahora, según el propio Ministro del Interior, serían dos….uno que habrían producido militares y que fue el que vio al parecer en solitario el presidente, y el otro, el que vieron periodistas de El Observador y luego fue entregado a un abogado que lo presentó a la justicia, que sería obra de civiles. Palabras del ministro Bonomi.
Formaron parte también de ese telón de fondo los trascendidos de reuniones (reconocidas por las partes), entre dirigentes de primerísima línea del MLN (entre ellos el presidente Mujica) e integrantes de la Logia Tenientes de Artigas de las Fuerzas Armadas en la década del 90, en plena democracia, en las que se habrían buscado fórmulas para “dejar atrás el pasado” en lo que ha sido calificado como un presunto “pacto de ex combatientes”. Nadie sabe si se llegó a plasmar algún tipo de acuerdo. Pese a los desmentidos de ambas partes, la sospecha quedó flotando y está en la cabeza de muchos ciudadanos de todos los partidos, de centenares de dirigentes del Frente Amplio y de muchos miles de militantes frenteamplistas.
¿Hubo un pacto por el cual el MLN aseguró a determinado grupo de militares que no serían juzgados? ¿Tomó el MLN una decisión sin consultar al resto del Frente Amplio cuando decenas de miles de militantes fueron víctimas del terrorismo de estado y no actuaron como “combatientes”?
Son algunas de las tantas preguntas que se plantean hoy muchísimos uruguayos.
¿UN ELECTORADO CAUTIVO?
Las cien mil personas que participaron el 20 en la Marcha del Silencio demuestran que para una parte muy importante de la sociedad el tema de las violaciones de los derechos humanos durante la dictadura no está terminado. Las redes sociales como Facebook han sido un vehiculo de expresión de la decepción, el dolor, el sentimiento de haber sido traicionados por sus dirigentes de vastos sectores de frenteamplistas. Siempre se ha considerado que el Frente Amplio, más allá de errores, de lo que se considera como una rebaja de su programa de gobierno, de claudicaciones, tiene asegurado el voto aún de quienes se sienten hoy traicionados, maltratados, humillados. Porque, ante una eventual segunda vuelta en las elecciones de 2015 entre, por ejemplo, Tabaré Vázquez y Lacalle o Larrañaga o Gallinal o Bordaberry, ese electorado no permitiría el regreso de “la derecha” y terminaría votando así sea a regañadientes, al “mal menor”.
Por lo que se percibe hoy en el descontento de muchísima gente, al menos la que se expresa en las redes sociales y tomando como dato las cien mil personas de la manifestación del viernes, esa posibilidad no está tan clara. En un país donde las elecciones se han venido definiendo por escasos puntos, lo que decida ese importante sector de la población será determinante. Si bien es muy prematuro, hay quienes no descartan que se pueda producir alguna nueva escisión en el Frente Amplio que pueda afectar mucho más que la ya ocurrida con Asamblea Popular.
Hay otro sector de la población que es el que ha dado el triunfo al Frente Amplio en las dos últimas elecciones. Es el denominado centro político que los analistas estiman en 240 mil personas. Es muy probable que la mayoría de esos votantes (los que “prestaron el voto”), estén de acuerdo con la posición tomada a último momento por el presidente Mujica y los otros dos líderes máximos: el vicepresidente Danilo Astori y el ex presidente Tabaré Vázquez. Es también muy probable que ese mismo grupo clave de la ciudadanía haya observado con gran preocupación la forma en que el gobierno y el Frente Amplio manejaron el tema de la anulación de la ley de Caducidad: las contradicciones, los enfrentamientos, los saltos en el aire de dirigentes y sectores. Tradicionalmente el centro político se pone nervioso cuando ve vacilaciones y vaivenes como los que se han visto en este último período. El Frente Amplio y el gobierno deberán trabajar mucho para mantener ese electorado con miras a 2015.
Queda por ver el tema de la gobernabilidad. Un gobierno debilitado, un presidente vulnerable, una fuerza política muy tensionada internamente y con peligro de perder la unidad de acción, al borde de perder la mayoría parlamentaria. ¿Qué va a pasar si el senador Saravia y el diputado Semproni son expulsados del Frente Amplio? El partido de gobierno quedaría con dos legisladores menos y perdería definitivamente la mayoría en la Cámara de Diputados. Y aunque permanezcan, estará la duda permanente de si votarán junto al resto de la bancada frenteamplista. El panorama no parece fácil: un presidente desobedecido por su fuerza política la que a su vez presenta tensiones importantes y que puede perder la mayoría parlamentaria. Quedan cuatro años por delante. Es de esperar por el país que el gobierno no caiga en el desgobierno y en una crisis política de proporciones.
La situación para el Frente Amplio es difícil. Podría resumirse en dos palabras: preocupante e incierta. Lo es incluso si la situación económica internacional sigue siendo favorable como lo es desde hace años para Uruguay y los países de la región.
Juan José Pereyra
juanjosepereyra@gmail.com
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